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miércoles, 16 de enero de 2013

¿Cómo no iba a ser un cagón?

Nos juntamos a tomar un café en Corrientes y Callao.
Hace una década o más lo vi en una esquina de Plaza Italia y sin saber muy bien por qué, o por saberlo exactamente, le regalé una galletita de limón de esas que son como alfajorcitos.
Después siempre nos vimos, intermitentes.
Nos sentamos a la mesa y hablamos de la vida y de la muerte.
Hace poco tiempo su vieja decidió denunciar ante la CONADEP (hoy secretaría de derechos humanos) que la habían secuestrado junto con su marido y su hijo, él cuando tenía uno o dos meses. Ella antes no hablaba de lo que había pasado pero desde que pudo decir no deja de llorar. Él la acompañó y me cuenta los detalles: le dijeron a él también que llene el formulario para "las víctimas" y ahí se dio cuenta que era una víctima.
Sus viejxs estuvieron algunos días desaparecidos: torturas y simulacros de fusilamiento para que hablaran de cosas que no sabían.
Él, bebé, estuvo unas horas con los secuestradores que más tarde lo entregaron a los abuelos maternos.
A sus viejos los soltaron, hicieron la denuncia que 30 años más tarde su familia no recordaba y que la burocracia guardó para que él hoy pudiera tener el expediente y reconstruir lo dicho.
Después de lo ocurrido la mamá le contó que vivieron meses aterrados y encerrados en el departamento. Sin animarse a salir, con miedo.
Esos fueron para él los primero meses de vida. Me mira y se sincera: "¿Cómo no iba a ser un cagón?"

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Una pregunta de HIJOS

Nos encontramos con Oward en Artas, una pequeña ciudad al sur del área de Belén.
Oward cuenta todo el trabajo que hace ayudando a familias afectadas por la ocupación en Cisjordania. Acompaña a la familias que deciden hacer juicios, está con ellxs cuando demuelen las casas o talan sus olivos, cuando muros son construidos en su territorio o en sus jardines. Está ayudando cuando palestinos son arrestados sin razones aparentes (6 de cada 10 palestinos han estado en la cárcel, niños y hombres).
Oward nos cuenta la pregunta que le hizo su hija porque él pasa todo el día fuera de su casa trabajando, (como hoy en nuestra reunión a las 10 de la noche): - ¿Hay algo más importante que nosotros?
Y Oward contesta a su hija: - Sí, el lugar donde vivimos. Porque sin lugar dónde vivir no hay lugar para que vivamos nosotros.
Esa es la misma pregunta que muchxs HIJOS se hacen sobre sus padres y madres desaparecidos durante la última dictadura militar en Argentina, creo que la respuesta de Oward dice mucho.
Es difícil para nosotrxs entender que alguien ponga la comunidad por sobre su propia persona. Me hizo bien escucharlo. ¿Es ese héroe en grupo del que habla el Eternauta?
Gracias a él y a tantos Oward que han sido, son y serán los que hacen la esperanza.