miércoles, 15 de febrero de 2012

La hipocresía de los otros, que somos nosotros


Cientos de personas amontonadas en la fila principal entre las rejas esperando que el molinete gire para poder pasar. Unos empujan, otros intentan adelantarse y el enojo y la frustración de quienes esperan pueden respirarse. Esto es el puesto de control o checkpoint 300 en Belén.
Hoy conté la gente, alrededor de tres mil entre las 4 y las 7.30 de la mañana. También llamé a la línea humanitaria unas cuantas veces para ver si podían ayudar, o aunque más no sea para calmar mi impotencia ante tanto maltrato.
Intercedí, cuando pude, por algunas personas que necesitaban pasar por la fila humanitaria que tampoco abrió hasta tarde. Como por ejemplo una madre con su niño en brazos que tenía turno para la diálisis y que, como excepción, dejaron entrar por el molinete de salida.
Hablé con la policía, el soldado y el guardia de seguridad que tardaron casi tres horas reloj (!) en darse cuenta, luego de mi insistencia, que tienen que abrir otro molinete que no ven desde donde están, que por eso no hay gente en la fila humanitaria que tienen delante. Casi tres horas reloj para darse cuenta que tienen que apretar un botón. Lamentable.
La impotencia es una sensación desagradable. Ver y estar sin poder hacer nada. Hacer cosas que no tienen ningún efecto.
El molinete va despacio y la gente cada vez se amontona más, se desesperan porque llegan tarde a trabajar. La policía hace volver a alguno sin razones aparentes. Si hay algo que no existe en los checkpoints son razones. Porque el maltrato y la humillación son simplemente injustificables.
El checkpoint es ilegal porque se encuentra en territorio ocupado y anexado por Israel, no está sobre la línea verde1. Porque impide a las personas que accedan a Jerusalén Este, donde deberían poder acceder sin ninguna clase de permisos.

Pero esta no quiere ser una nota sobre ellxs, lxs israelíes y lxs palestinxs. Esta es una nota sobre nosotrxs.

Ahora, sólo por un momento imaginemos que el checkpoint es un paso fronterizo como cualquier otro, donde ciudadanxs de un Estado intentan conseguir permisos para trabajar en su país vecino.
Escuché muchas personas de diversos países criticar la existencia de los checkpoints porque impiden la libertad de movimiento de las personas. Es más, me dicen que la gente tiene que trabajar y no le queda otra que cruzar. Y cruzan por los checkpoints con permisos o por otros lados si no les dan permiso. Simplemente porque no tienen opciones. Y me dicen que no puede ser que Israel no les de permiso.
Y yo comparto la condena y las críticas, porque creo que la libertad es un derecho.
Pero entonces sigo hablando con estas mismas personas y son las que se quejan de los inmigrantes “ilegales” en sus países del norte (o del sur). Son las personas que votan por los partidos de derecha, centro o de izquierda que permiten detenciones administrativas por situación irregular, que no tienen ningún límite en deportar personas separando padres y madres de sus hijxs. Son quienes después vuelven a su casa y acusan a los migrantes de bajar sus salarios y justifican las restricciones de acceso a sus países sin detenerse a pensar ni un minuto.
Pero acá, en Palestina, se horrorizan de las políticas del Estado de Israel. Condenan detenciones administrativas. Critican el sentido mismo de las políticas migratorias. Pelean contra las terribles condiciones en las cárceles.
Y ahí, a la vuelta de la esquina en su casa donde no hay ocupación pareciera que no hay, por eso, todo lo otro. Como si los centros de detención de migrantes no existieran. Como si las condiciones de sus cárceles -de nuestras cárceles- fueran mejores.

Me cansa la hipocresía. Esa es una más de las razones por las cuales la ocupación sigue como status quo desde hace décadas en Palestina. Tanta hipocresía nos hace débiles. 

41 ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? 42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo", cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.
Lucas 6: 41-42


1En la actualidad muchos países reconocen la línea verde como las fronteras de Palestina. 
Las fotos son del checkpoint 300 en el molinete principal y de las filas.  

2 comentarios:

  1. Muy bueno Gise!
    Criticar lo de los otros es fácil, lo difícil es revisar lo propio

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  2. Es más que entendible la impotencia... pero no bajes los brazos Gise, no dudo que deben agradecer tu presencia ahi!
    Requiere mucha sabiduría reconocer los propios errores y mucha más aprender de los errores ajenos.

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