Me siento en el avión, vuelo hacia una escala inútil, de esas que toman dos aviones a un lugar que era mucho más cerca que cualesquiera de las conexiones.
Me desplomo en el asiento, calculé mal los tiempos y tuve que correr para no perder este vuelo desde el JFK en NYC.
Cuando recupero el aliento la conversación que mi vecino tiene con una chica del otro lado del pasillo llama mi atención: habla de los túneles y las bombas, las armas y le muestra fotos, no puedo evitar mirarlo aunque intento disimular. Habla de su experiencia en Israel, así llama indistintamente a Tel Aviv, el valle del Jordán, Haifa y Jerusalén. Ella lo escucha atenta.
En su muñeca con la que extiende el celular mostrándole las fotos puedo ver pulseras con la bandera israelí y la sigla IDF (fuerzas israelíes).
Hablan de los soldados israelíes, con admiración ella dice "Pensás que van a ser diferentes pero son tan parecidos a nosotros", dice que los soldados son héroes.
El sigue contándole las historias de los soldados y sus batallas, los túneles y los vuelos de las fuerzas israelíes. Pero pareciera que esos soldados están completamente solos porque nunca mencionan a los palestinos, como sino existieran.
Todo lo que cuentan parece un cuento de valientes, donde israelíes y judíos son sinónimos, palabras intercambiables, donde la comida es maravillosa, las frutas excelentes y los soldados la figura más respetada.
No voy a sacar justo ahora mi libro de Omar Barghouti sobre BDS que me regalaron, no puedo dejar de pensar que hace unos pocos días le han impedido salir de Israel.
Me pongo los auriculares, prefiero escuchar música y dejar que el vuelo me lleve a cualquier lado.
Mostrando entradas con la etiqueta IDF. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta IDF. Mostrar todas las entradas
sábado, 4 de junio de 2016
Como sino existieran
jueves, 24 de enero de 2013
Los peligros de rezar
Descubro hoy que había un protocolo, uno que el soldado debió seguir y que no siguió.Dice el soldado de Breaking the Silence que el protocolo indica que el soldado debería gritar a los civiles en primer momento "stop" y luego "stop and identify yourself" (pare e identifíquese) y finalmente "stop or I'll shoot" (pare o tiro). Entonces el soldado -si la persona no se ha detenido e identificado- debe tirar en el aire y sólo en caso que la situación empeore, a lo pies, finalmente y sólo si esta persona presenta un riesgo a la vida del soldado éste tiene permitido disparar.
La semana pasada, en Palestina fueron asesinadas por las fuerzas israelíes 4 palestinos no armados y uno resultó gravemente herido.
Un día a la semana cerca del checkpoint en Belén un grupo de religiosxs (sacerdotes, monjas y activistas) caminan a lo largo del muro de concreto rezando padrenuestros y ave marías. Como acompañantes ecuménicos acompañábamos esa acción no violenta donde cada semana se rezaba un rosario.
Oscurecía ya casi al final del rosario y en la caminata nos acercamos aparentemente demasiado al checkpoint de autos. El soldado nos empezó a gritar. No dijo "stop" como dice el protocolo. Sólo se notaba su desesperación y miedo ante un grupo de religiosxs. Ridículo. ¿Se sentía realmente amenazado por las monjas de más de 60 que rezaban?
Empezó a gritar en hebreo y a apuntarnos. Cuando intenté sacar una foto fue aún peor. Más desesperación.
Nos miramos entre nosotrxs, dimos la vuelta y seguimos rezando.
A veces rezar puede ser mucho más peligroso de lo que unx se imagina.
La semana pasada, en Palestina fueron asesinadas por las fuerzas israelíes 4 palestinos no armados y uno resultó gravemente herido.
Un día a la semana cerca del checkpoint en Belén un grupo de religiosxs (sacerdotes, monjas y activistas) caminan a lo largo del muro de concreto rezando padrenuestros y ave marías. Como acompañantes ecuménicos acompañábamos esa acción no violenta donde cada semana se rezaba un rosario.
Oscurecía ya casi al final del rosario y en la caminata nos acercamos aparentemente demasiado al checkpoint de autos. El soldado nos empezó a gritar. No dijo "stop" como dice el protocolo. Sólo se notaba su desesperación y miedo ante un grupo de religiosxs. Ridículo. ¿Se sentía realmente amenazado por las monjas de más de 60 que rezaban?
Empezó a gritar en hebreo y a apuntarnos. Cuando intenté sacar una foto fue aún peor. Más desesperación.
Nos miramos entre nosotrxs, dimos la vuelta y seguimos rezando.
A veces rezar puede ser mucho más peligroso de lo que unx se imagina.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)